que muerden en la carne,
tal que alimañas emboscadas,
con la fiera costumbre
de volverse a mirar
cuando la vida se nos marcha
hacia el negro futuro
y la sima se abre, cual fauce
que devora costumbres
y anuda, con dolor, el presente
a un pasado lejano
que fue ido.
Un aroma, un color,
una tenue mancha liberada,
una presencia umbría
que nos abre la puerta
a la nostalgia. Una música
oída en el viejo rincón
donde solíamos emborracharnos
con la alegría que desprenden
los cuerpos cuando la juventud
y la belleza aúnan fuerzas
y el sol aún no se ha puesto
ni la nieve cubre la cabeza.
María Toca
Santander 06-09-2019. 22,36.