Mareas sonoras alertan,
se escuchan ruidos a lo lejos,
triste desespero, altisonante voz;
me truenan las palabras no dichas,
las oídas, a gritos, en boca de bribones
que calzan ropas de galana fuerza
y siguen llenando de razones
el mal sabor de boca de los pobres.
Me truenan, con fuerza y desatino,
las voces que claman al tiempo
que mecen hacia sí mismos
un lóbrego destino
preparado, manchado, sucinto,
lleno de brío y desparpajo
somnoliento, vacío.
Claman los que no saben de palabras,
ni tejen madejas con el estío, preparado
de mundos en franco desatino.
Las oigo, las escucho, las coreo,
al tiempo que mis ojos secundan el destino
que lleva lejos, al mundo
en el barco perdido
de la simiente recia de un pasado vacío.
Resuenan a lo lejos, se oyen
las sordas ideas que proclaman a veces,
los poderosos, los impíos, los breves,
que llevan al mundo al infierno
de una verdad a veces cruel,
como el destino alado de los sin nombre,
en franco desafío con la muerte.
Santander 1-6-14, 0,51. 142 días sin ti.