Le tengo miedo al loco, al arrogante,
al cuerdo, que se dispara en momentos
y tira balas que hieren
y arremeten.
Le tengo miedo
al orate, al inteligente,
que se cree por encima de la gente
y piensa, que puede
pisar y dejar a los humildes
sin orgullo.
Le tengo miedo al que desde enfrente
se sitúa en perpetua lucha,
blandiendo banderas de reproche
sin mirar al lado, ni escucha
al sufriente,
al causante, último, de su lucha.
Temo al que no duda, al que siente
su verdad empedrada de costumbre.
Me he dado cuenta, que, sin pensarlo
a base de conocer, o de escuchar
al mundo
le tengo miedo a mucha gente.
Santander—4-12-2016. 20,19.