Momento de crecer
en campo abierto,
de archivar rencores
maledicencias varias,
olvidar sinsabores y quebrantos
y dejarse mecer por el olvido.
Momento de ser, de estar,
de apreciar lo conciso
lo sutil, lo evanescente,
lo que no se percibe
más que con ojos avizores
y un corazón muy grande.
Momento de vivir pendiendo
el alma, con el brío y el donaire;
momento de cobrar deudas
y sentir frío o el calor
como algo transitable
y sumergirse en el agua
recibiendo el bautismo
de la naturaleza limpia,
impía, petulante, insobornable.
Momento de sosiego
o de rebelde lucha,
de hacer un poco
lo que siempre se soñó
y no se hizo, por impropio.
Momento de hacer
lo prohibido, lo contrario,
a lo que mandaron otros,
los distantes.
Momento de olvidos.
Tiempo, al fin, de hacer
la santa voluntad
hasta incluso,
aunque no guste a los inanes,
hacer, lo que me da la gana.
Santander-25-4-2016. 18,57