A veces, en el silencio altivo
de mi casa, en penumbra,
me asomo a la venta. Es de noche,
respiro el aire húmedo que asciende
de los jardines viejos que decoran la calle.
Es un barrio escueto y de gente sencilla
que vive como puede y asciende en la pendiente
que les aleja de los lujos dispares,
esos que no se tienen
y se auguran procaces.
Respiro, para llenarme el alma con el impulso
de lo perdido, de la noche estrellada
o del viento del norte…
que a veces, ruge enfadado.
De lejos unas luces, con la bahía en calma,
procaces son los gritos, ahogados
por la quietud nocturna,
aunque a veces se escapan
desde alguna ventana.
Vidas que no se viven…o se asientan
con luces apagadas
y silentes estancias
que auguran soledades.
Cuando la ciudad duerme
y el cielo hace olvidos
con la luna presente en el techo estrellado…
me asomo a la ventana, para ovillar proyectos.
Respiro, siento, sueño
que el tiempo se detiene
y me vuelvo a mi nido
confortada y paciente
como si no existiera nadie más
que los de aquí presentes.
María Toca Cañedo©
Santander- 6-01-2022. 22,39