Escribo, como sé, por heridas abiertas
que de noche se cierran, mas al llegar el día,
como flores silvestres, abren la puerta
y hablan.
El lienzo en que se derraman los versos
lleva agujeros de espanto, aleteo de estrellas
y una sonrisa ancha, porque a pesar del duelo,
no pudieron jamás, escarcharme la rabia.
En volandas me llevan
las que me precedieron,
la fuerza de una espalda, el puño de la abuela
y el cantar de mil coplas que de niña escuchara
porque en aquella casa,
las puertas y ventanas
siempre andaban cerradas.
Las historias pasadas, las miradas y ensueños
labraron paso a paso mi capa
que hoy se despliega alegre,
con pocas algazaras,
a pesar de llevar bien labrados en ella,
rasguños y las señas
de las vidas pasadas.
Porque en mi van ensambladas esencias
de las vidas pasadas
que, en pleno, vivieron todas ellas.
El troquel del camino, que finito se ensancha
a fuerza de dar pasos, la sencilla mirada
que todo lo cobraba.
Eso y poco más, siempre forzó mi marcha.
El pasado está en mí, el presente me llama
y el futuro…¡ay, compañeras del alma!
El futuro se labra.
María Toca Cañedo©
Santander-28-11-2024. 17,57.