se me llena la casa de vida y de quehaceres,
con sombras. Y con luces,
también entra la brisa
que mueve los caireles
mientras los velos blancos
de mi sueños de lino
que cubren las ventanas,
bailan como insensatos
bajo la luz de alba.
Con sombras, que se intuyen
que nacen de mañana
y de noche, me crecen.
Así mis despertares huelen a flor,
a heno, a yodo y pesadumbre
pero luego se escapan
en pos de aquellos bailes
y no tornan hasta que los fantasmas
se me hacen mayores.
M. Toca