En el rincón donde desaparezco
cada día, fundiéndome con el espacio,
tiempo y causa de desafueros
y de cosas, que al hacerme humo
se me escapan. Se evaden tiempos
y nostalgias que reverdecen
y acompañan, cuando los momentos,
tal que cristales, se me empañan
y se nubla la vista, quedando fuera
del ángulo del ángulo de visión,
los pormenores,
que a modo de paisaje me poblaron.
Hay en mi casa, un ángulo muerto
donde me escondo a cada paso
cuando la vida se pone cuesta arriba
y me deja exhausta la persistencia
de seguir viva, de sentir, aunque me agote
el alma de amores olvidados,
tiempos de escarcha…
y tantos olvidos recurrentes y forzados.
Porque, aunque no quiera estoy aquí,
atada de pies a manos a la vida,
encerrada en cárcel de barrotes varios
mientras se me escurre el alma río abajo.
María Toca
Santander- 12-05-2018, 23,18.