Buscaré un puñal con empuñadura
de plata bien labrada
y afilada punta que horadara la carne,
limpiamente de un tajo.
Con él, abriré las gargantas
dejándolo al socaire
que salgan palabras
por la piel bien abierta
y luego, cuando broten y broten
convertiría en escarcha
todo lo que nació
de la herida ardiente,
abierta en la garganta.
Que se riegue la tierra
con la sangre bien fresca,
que la siembre de versos
nacidos desde el alma,
socavando sus fauces
y dejando en barbecho
los orgullosos ciegos,
los falsos temores
también los sortilegios.
Luego, ya si acaso
se podrían trepanar las heridas,
cuando se hayan sembrado
con los fértiles versos,
con dóciles palabras
y con humildes cuentos.
- M. Toca
Santander- 07-06-2020. 0,22.