Al despertar ya vi que el día iría bien,
luz de sol entre nubes, turgencia en la mañana,
pocas expectativas porque una ya se cansa
de esperar lo imprevisto, de soñar con las dádivas.
Ya digo, la mañana era lúcida,
desayuno temprano, ducha, arreglo y a mano
las llaves, el diario y un libro, por si acaso.
El viaje se hizo corto con charlas imprevistas
de niña concienzuda y luces en el espejo…
un café en aquel bar, que tanto te gustó
y seguimos camino, el final era urgente.
Las montañas, el valle, el sol, las aguas turbias
que bajaban rampantes. Ha llovido bastante
y el rio se amodorra con las tierras que roba.
Escalar la montaña, la arboleda que presta
las hojas y el enjambre de musgo alrededor
de tierras, humedal de amores inconcretos.
Los ojos se emborrachan de verdes y de humus
mientras los perros ladran al salir a buscarnos.
Es un nido de soles. Es patria de sencillos,
en la cumbre de un cerro, habita un paraíso.
Un arca de Noé, una esperanza hermosa,
entre arte y caballos, animales que añoro.
Hay sueños que realzan la humanidad entera,
hay soñadores hueros que amparan disidencias…
Hay lugares con brillo que se aman al momento.
Y por último, hay milagros, quizá este es uno de ellos.
María Toca Cañedo
Santander-6-11-2021. 23,59.
A Socueto y a todas/os sus habitantes que conforman la familia humana más hermosa.