Sería dulce, encontrar unos ojos abiertos
al contemplar la madrugada
y una piel que guardara
el calor del cuerpo ausente.
Al despertar, cada mañana,
sería bello: tenerte.
Volver a sentir tu presencia añorada,
reír, como entonces, sin ambages
contemplar en los ojos,
de brillo de cristal, de una emoción,
la esperanza, la ilusión y el amor
que casi siempre te embargaban.
Esperar como tu mano abierta
acertaba a limpiar los pensamientos,
que en forma de presagio,
cruzaban, como rayo, mi cabeza.
Dulce, sería, abrazarte,
estrecharte en mi pecho,
como entonces, sin hablar,
apenas, sin oírnos,
porque ambos, apenas precisábamos
más palabras, que hechos acontecidos.
Sería bueno, contemplarte cercano,
o ausente, como en tantos momentos,
cuando marchabas y volvías, cansado.
En cambio, solo queda el consuelo
de mirar hacia dentro, contemplar
mi alma, en franco descalabro,
aunque quedan en ella
las huellas de tu ausencia añorada.
Parque de Mataleñas.20-9-15. 3,48. 608 días sin ti, pero contigo.