En el sendero breve que se tuerce en silencio
entre la sombra amarga y el incierto vacío
que dejan al socaire de pedregal umbrío,
allí, justo donde desfila el río
se encojen los cimientos de la melancolía.
Allí, entre las sombras,
formadas con los cantos rodados
y flechazos bravíos
donde la escarcha duerme y se mece el estío
entre bancales rotos, y la náusea aparente.
Allí, tengo mi sitio.
Esculpidos silencios y rotos los espejos
donde ya ni me miro
porque de rota, el alma,
se mantiene sin forma,
dentro de la cantina en que ronda
la noche y se templa el incierto
canto que no se oye.
Allí, entre escollos y sombras
se me queda prendido
el alma de un solo hilo.
#MariaToca
Santander 2-4-2016. 0,13