A veces, sabes, hablamos de ti
sin premura, sin pena;
nostalgia, sí, te lo confieso,
de esa sí tenemos, demasiada.
Nostalgia de tenerte
de que tu figura deshilachada, grande
nos atorara puertas, ventanas,
ocupara su sitio en el sofá
que aún guarda con paciencia
el hueco de tu cuerpo
cuando en él reposabas.
Añoramos la sonrisa tanterca
que lucías cuando algo te resbalaba
y tu mirada intensa, con ojos
que eran largos en el silencio
y cortos en el decir,
en expresar amor de ese que te sobraba.
No reviste -cuando de ti hablamos-
la tristura el momento
ni cuajan en lágrimas, las palabras
que aun te dedicamos. Te confieso,
que a veces, alguna se me escapa
no lo voy a negar, no tendría sentido
porque, al fin, queda el hueco profundo
de las viejas heridas.
No lo voy a negar. No puedo,
aunque te juro, que poco después
mi memoria se viste de una suave ternura
del amor más profundo,
más intenso, más puro
que se pueda sentir.
Ese que jamás lo derrota
ni las mil filigranas que se busca la muerte.
Por eso, cuando te hablamos…
decir que te recordamos, sería banal, incierto,
porque tú nunca sales
de esa memoria sellada con las llaves
del amor más profundo.
Te decía, que cuando te hablamos,
nos inunda una suave frescura
de ternura encendida, un sutil parpadeo
de mil finuras dulces.
Todo eso, cariño, todo, menos tristura.
Porque es tanto el amor
que venció hasta la muerte.
Para Luis, por siempre para siempre. Hoy hace tres años que tu presencia salió de nuestra vista. Tu corazón, tu simiente, tu amor jamás se irá, porque vive encerrado en los cofres que nuestras almas labraron para ti.
#MariaToca
Imagen: Almudena Macías.
19-1-2014
Santander-19-1-2017