En un rincón perdido
allí donde se funden las galaxias,
en una esquina, inconcreta de este mundo
habitan seres infames o celestes
pensando que son fuerza vital,
que son o somos importantes.
Atados por lazos en sordina
mecidos por un sentido del honor
o, tan solo, pendientes de la tarea
ingente, de sobrevivir, al menos
contemplamos alguna vez
estrellas heridas, amalgama de color
que difuminan la oscuridad
la tornan luz.
Donde las cosas pierden su nombre
y no existe nada alrededor,
perdidos, con amor, con odio
con mesura o con fuerza
hay un rincón habitado
por humanos, que sueñan
pervivir y solo están (mos) un rato.
Santander-25-7-2016. 10,20.