Me gustaría atrapar el instante
que se encuentra escondido
entre los cantos rodados, de mi mente,
solapado, oculto, silente;
envuelto en mil recuerdos
que construyen la historia
donde viví y me conforman,
lo que soy: en presente.
Recobrar ese olor
que pululó en el aire;
el sabor de la albahaca,
del romero, del dulce
que anidó para siempre
en los años perdidos
de mi niñez, ausente.
El aroma de un sueño,
de un deseo, un instante
que me dejó la huella
transitando en mi mente,
encerrada tras las rejas,
entre los mil recuerdos
que vagan, prestos, balbucientes
de mi vida y mi sombra
que pugnan, por volver al presente.
Se escapan de mi historia
y se quedan callados,
agazapados, silentes
hasta que una mirada
o un entorno frecuente
los saca del letargo
que envuelve la memoria
o una mera sospecha
de tiempo inexistente.
Y se vuelven rebeldes,
ante mis ojos, asaltan con certezas
el tiempo en que transito
dejándome transida,
de un leve olor a viejo.
Santander 27-8-14. 12,17. 230 días sin ti.