Se nos cruzó el tiempo, amiga desconocida, Laillie,
a poco que esperé, te nos fuiste temprano
apenas sin oírte, sin saberte. Amiga.
Y no escribí los versos prometidos…
no por desidia, no, fue el tiempo
que se nos funde como agua entre las manos
sin dejarnos ver los ojos que imploran un instante.
Un pensamiento. Amiga, tan ausente.
Y te fuiste. Y ya no llegará el poema
a tus ojos, a tiempo de encenderte un simple velo
de esperanza. Porque volaste. Te hiciste aire, Laillie.
Te nos fuiste. Apretó tu reloj al calendario
y te elevaste con el vuelo de un instante
en desamparo.
Amiga. Te me fuiste
y yo no tuve tiempo de escribirte.
Te fundiste con esa nada creadora
de sutiles formas donde siento que estás
con otras almas, tan sutiles e inermes como tú.
Amiga desconocida. Lillie,
alma hermana, te fundiste en el silencio
de la nada en un instante. Te me fuiste
Y yo no tuve tiempo de darte mis palabras
que conformaran un poema
para aligerar , en parte, el paso
al otro lado.
Y hoy, amiga, cuando me dicen que te fuiste
me quedo sin aliento,
por no haber sabido parar para darte el abrazo;
por eso te dejo el escrito que es solo
un escueto y triste lamento que tiro en el aire
y espero que lo deje el viento
sobre tu frente,
en tibio desacato.
María Toca
Santander- 16-06-2016, 19,15
Espero que este poema vuele y te llegue, querida Lillie Cuadrado Vega. A la vez mi corazón se posa en tu ausencia.