Se rompieron los miedos, a base de vivirlos
de acrecentarlos todos, de sumergirme en ellos
y a poco, se hicieron hasta amigos,
al pasar en volandas, tras de su destino
que me llevó con soga,
a caminar senderos escarpados
que esculpieron temores y fantasmas umbríos.
Como en la mar altiva, me sumergí,
en los viejos horrores que antes me amedrentaban
y luego al conocerlos ya los vi tan sutiles,
que casi, sin quererlo, los vencí por hastío.
Por eso ya no temo.
Ni me asustan las sombras,
porque una a una fui conociendo a todas
y ahora sé, que eran solo fantasmas
que mi miedo creaba.
Por eso, por conocidos,
sé que ya no los temo.
- María Toca