Ira, violencia ciega, arrasadora llama
que crepita y duele, ardiendo
entre los flancos, de un alma torturada.
Ira, dolencia fuerte que no se apaga…
puño que erige como flecha
de dirección tan vaga que no se siente.
Ira, ceguera loca que no se aplaca.
Hombres con ira, puñales ciertos
que salen hacia el cielo
parándolos apenas un pecho roto
con las esquirlas de fiebre y miedo.
Violencia que se ampara bajo los techos
de una casa, que arde y lenta se abrasa,
sin humo, sin llama, queda, callada…
apenas se oyen gritos
porque lo que no es de nadie
siempre se calla.
Dolor y miedo. Niños que corren
con velos rotos tal que guiñapos,
descubren a lo lejos, yertos,
los cuervos al acecho.
Miedo, violencia ciega. Ira,
rabia que se desplaza hacia unos cuerpos
que se quebrantan y ya sin alas
se quedan muertos, tal que fueran
las cenizas que sopla el viento.
María Toca
Santander-10-03-2017. 19,51.