El tiempo se inhibe de silenciar temores
enhebra el sonido del miedo
en suave sintonía
con el agua que un río despeña
en abrupta caída por los montes
en donde nada falla,
y discurre en compañía de la nada.
El miedo es compañero
que asciende por la garganta
y asume, profundo como sima,
el destino, hasta entonces, liviano.
se adueña del instante
del tiempo cotidiano, que asombra,
desespera y tintinea lúgubre
su sonido lejano
El miedo, como fiel compañero
asusta, cansa, desespera.
Alumbra los rincones de una casa
en pleno desconcierto, que rige
el instinto, el tiempo y el espacio
que abruma, circunvala
y mezcla de presagios
con el presente y el futuro incierto.
El miedo reverbera
El miedo escarcha la mirada
de brumas y de espera
en donde todo fluye
en donde todo pasa.
El miedo es una mancha
oscura, viscosa, que siega,
que todo lo circunda
que embarga hasta el alma.
El miedo se hace amigo
se enquista en el alma,
se adueña de todas
las esquinas de la casa.
El miedo no se marcha,
se enseñorea, placido,
en toda la morada
y se ciñe corona,
empuja en cetro con desgana
hasta que en lucha franca
Ss bate en retirada.
El miedo, entonces, se agazapa
se queda escondido en la mirada
Ee el solitario agujero
de un solitario corazón maltrecho.
en las puertas del alma
Y se convierte en cancerbero de la casa.
El miedo asusta, huele
daña, maltrata, hiere
se enquista por siempre
en la vida plena, cansada
que o le hace aliado
o perece.
El miedo ataca.
10,15 de la mañana, 21 de Septiembre 2013. Valdecilla, habitación 303 Cardiovascular, arrullada por la respiración dolorida de Luis.