que en el corazón gélido, amparado en silencios
que se brida y no deja que cabalgue de lejos
manteniéndose yerto, enfriado y lejano
cual portal echo lunas en las noches de invierno.
Se nos enfría el pecho al escuchar lejanos
melodías de invierno que nos dejan helados…
se nos escarcha el alma con sonidos de viento
que envolvieron canciones de cuna que no fueron.
Acaso terminamos desafiando al miedo
porque en el fondo, ambos temíamos eso,
que se acabara todo como acaban los versos
sin finales, sin dramas, con palabras de incienso.
Voladizas y leves, cual almas que se extravían
por veredas de espanto o caminos sin tino.
Como emigrantes ciegos, en países de intrusos
nos encontramos juntos, conociendo apenas
la mirada del otro y los besos extraños.
Luego, todo se hizo silencio, se congeló el invierno
se nos helaron nuestras almas, sin notarlo,
apenas sin saberlo, se nos cruzó el infierno
cuando apenas, estábamos conociéndonos.
Nos hicimos extraños, caminantes sin tino
por países lejanos, donde jamás se hablaba
ni tan siquiera, se encontraron los sueños
cuando en nuestros cuerpos, florecía el verano.
María Toca
Santander-12-01-2019. 23,07