Hay un espacio entre la noche y el día,
entre la madrugada y la cerrada secuencia
que asola de oscuridad a nuestra morada.
Un lugar donde habita el sueño de ser libre.
Sin cadenas sin ruidos apenas sin esquirlas
de viejos dolores que siempre mutilan…
El tiempo de abrazar, de hacerse el dormido
y dejar que el reloj nos marque la vida.
Un lugar donde el mar amansa el bramido
y las nubes se escarchan tal que fuego encendido
mientras se intuye que a lo lejos
la montaña hirsuta, dibuja su miedo.
Entre sábanas y madrugadas,
encerrada entre olvidos y prisas
me envuelve el rumor de una pajarada
que sale del nido con prisa.
Al igual que a la tarde regresa
tal que yo, añorante, al nido
y se queda, triste, agazapada
esperando con triste soltura
que retorne a vivir en la madrugada.
María Toca
Santander-08-02-2019. 14,01