De visita, fui de visita
a encontrarme con arroyos
y vista la montaña
divisada la ermita
donde se desgranaron plegarias
que al cielo se elevaron
y no las escucharon
los que tuvieron a bien
estar encima de mortales
envueltos en sobras y oropeles.
Enroqué mi voluntad,
mi memoria, hizo estragos
en la visita que hice al entramado
donde encontrar, un Dios
que escuche y nos deje
solos cuando, lidiamos
con la dura vida, preparados.
Marché con la mochila
bien repleta de ensalmos,
cubrí mis cabellos con ceniza
y rogué porque el cielo
se abriera, derramando
como un rocío bien amado,
las flores de olvido, que esperaba
Santander-15-5-2016. 13,23.