Cuanto daría por soñarte una noche,
solo una, un solo sueño, y luego despertar
como siempre, después de haber estado cerca
y contemplar tu rostro,
dejarme acariciar por tu mirada
y mecerte como a un niño, en mi seno.
Cuanto daría por estrechar tu cuerpo
con mis brazos, tibia guarida,
en donde te refugiabas, no hace tanto,
cuando la vida, hostil, te reprimía.
Un solo sueño, unos pocos minutos,
tenerte cerca, contemplar tu sonrisa
y mirarme en tus ojos, con la prisa,
de tener un poco de tu vida, en la mía
y luego volver a perderte, sin premura,
para volver a añorarte, con la idea,
de que vuelvas, a mis sueños, primero.
Un solo sueño, una sola mirada
que contemplara el mundo que se llevó la noche
en que marchaste, ungido de prisa,
sin remedio, sin un adiós,
tan presto. Sin miedo,
como salen los fuertes
y muy quedo, te fuiste, sin ruido,
mientras yo, aquí, me quedo
sintiendo la soledad en mi guarida,
y no puedo tenerte, ni te sueño.
Santander 2-2-14, 22,12. 382 días sin ti pero contigo.
—
lo dreno con la poesía Maribel Valderrabano. Y con vuestro cariño, compenso la soledad. Un abrazo.
Solo le sueño despierta. Nunca dormida…eso me abruma. Dice el libro tibetano de los muertos, que no soñamos a los que se van en paz. Un consuelo…
que bonito