Con el sueño pegado a los talones,
intentaré seguir un poco,
luego cuando cierre mis ojos,
me gustaría soñarte y esperar
ese abrazo quedo que llegara volando.
Al menos soñaré que te tuve algún día.
Porque te tuve, aunque a veces lo dudo,
sentí esa presencia inundándolo todo.
Cuando las sombras eran canto
y la noche era fiesta
porque dormía entre tus brazos tibios,
despertaba abrazada a mis sueños.
Nacía cada día, mirándome en tus ojos
por momentos, la piel se me crecía
contemplando la caricia leve
de tus manos caminando por ella.
Porque sentí entonces,
sé que existe, por eso,
porque te tuve en mis brazos
y mi boca paladeo el amargo
sabor amedrentado de tus besos.
Te tuve, me tuviste
nos miramos, entonces
como nunca más nos ha mirado nadie
Yo lo sé. Tú lo sabes
y en la lejanía que antecede a la muerte
recordaremos aquellos días dulces,
cuando tañían las campanas
y nosotros nos enjabelgabamos
en nuestros cuerpos
enajenando el tiempo
y el momento, de salir
de ese lecho que recreamos
con el amor que nos brotaba
hasta del alma.
Te soñaré, me sueñas, es seguro
aunque el tiempo nos deje de su mano
algo habrá entre nosotros
que nunca borrará la huella
de nuestros besos, de nuestras manos
labradas con el ansia enamorada
y sellados para siempre
en nuestra piel.
Aunque el cielo se funda
y las estrellas se desplomen
nos quedará aquel recuerdo
encerrado en el universo de la piel.