Siempre quise de la misma manera,
sin freno, sin ambages, porque me dio la gana;
a veces, de forma paralela
tuve la bala del desatino,
apuntando, directa a mi frente.
Daba igual, quería libre, a saltos,
sin cadenas, sin cruces, con sobresalto,
sin detenerme a mirar si la corriente
me llevaba hacia el despeñadero
o simplemente, corría hacia la muerte.
Daba igual, porque quería, como me daba la gana,
sin margen, ni contención, tan displicente
con el mundo y sus consignas,
que, a veces, parecía una demente.
Amé, sin margen, ni contención, con aspereza,
como bebe un sediento
que acampa al sol y es renuente.
Amé mal, amé de forma inadecuada,
me decían; mas yo seguía amando,
como si en ello me fuera la alegría
y muchas veces, lamenté, atormentada,
entregar la piel, en la batalla
y quedarme luego, dolorida.
Da igual, porque amé como soy,
víscera abierta, boca con grito,
manantial que no cesa ni se acaba.
Y por eso vivo, por eso estoy,
porque amé como me dio la gana.
Santander-16-8-15, 12,08.