Calles que en silencio se recogen
bajando el telón de la jornada,
calles que visten el asfalto de cristal
decoradas por la lluvia mañanera
que, con timidez, más tarde con rabia
se asoma al portal donde yo habito
y me hace lecho, su paciente despertar.
Calles que camino cada día
sin menoscabo de incontinencias
y extravíos. Calles, que pisadas por altivos
viandantes, se hacen río.
Calles en las que habita la miseria,
la sórdida pereza de alumbrar
la mezquina vida de unos pocos
y la larga caminata, en los demás.
Calles, articuladas por los pasos
de caminantes que se pierden
enredando la vivencia cotidiana.
Calles, que despiertan quedas,
cuando mi ventana, se abre al despertar
y se cierran cuando poso la aldaba
y cierro el telón de mi cristal.
María Toca
Santander-3-02-2019. 21,15.