Bañarse vestida o desnuda

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He sido minifaldera, escotera, bikinera, toplessera  casi toda mi vida, porque me sentí orgullosa de mi cuerpo, que jamás fue perfecto pero era mío, me servía para hacer cosas, incluso para jugar al juego divino de la seducción. Los años y un concepto personal de la estética me han retirado de casi todo, aunque en paraísos playeros solitarios suelo practicar  top less, aún.  Jamás practiqué nudismo porque no me dio la gana. No me sentí cómoda. Sin más.

Hay mujeres que consideran alienante llevar escote porque lo ven como una muestra de sexualización. Bien. Para otras, teñirse el pelo, maquillarse, ponerse joyas o bisutería, lo consideran absurdo. Perfecto. A mí me ha gustado siempre lo contrario. Rubia de bote (insulto común de  machirulos con los que toreo) maquillada, minifaldera, bisutera…y feminista. Reconozco que, a veces, incomprendida, incluso juzgada por compañeras. Perfecto, lo asumo, lo explico, si me quieren bien y sino…puente de plata.

Con todo este preámbulo, quiero decir, que las señoras que se bañan cubiertas (eludo ese palabro: burkini, por absurdo) pueden no gustarme, por el significado que “supongo” tiene esa vestimenta. Puede parecerme caluroso e incómodo, incluso, si intuyo que las obligan sus hombres, me puedo indignar y pedir que a ellos les caiga la ley encima, por maltrato. Lo que desde luego, no me considero con derecho es a prohibirlo, en base a que están en mi país, que es mi cultura y que insultan mis creencias feministas y liberadoras. Reitero, por la polémica: puede no gustarme, puede parecerme incómodo, alienante…”A mí”. ¿Con qué suficiencia de occidentales, ombligueras dictaminamos lo que es y lo que no es?  No me considero capacitada para juzgar la alienación de las mujeres musulmanas, me faltan datos y conocimiento. Creo que tengo bastante con entender la alineación de monjitas sumisas, de casadas con pata quebrada (se sorprenderían ustedes  las que quedan) de trabajadoras a jornada doble, de esas que llegan a su casa, al salir del trabajo, cargadas con la compra, limpian, cocinan, cuidan a los niños, mientras sus santos ven las Olimpiadas. O de las señoritas que tienen que lucir pecho y minifalda para poner copas, para  vender, o para resultar rentables en una empresa.images (2)

 

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Si esas me las como con las patatas de la indignación callada, no veo porque tenemos que legislar para evitar que una señora de la que desconocemos parte de  su cultura, su idiosincrasia y sus motivos, tengan que  bañarse en el bañador que consideramos “nosotros/as” que deben usar.  La opción del respeto al diferente siempre me ha parecido más útil para la evolución que la mera prohibición. Si no, miren ustedes como salimos las chicas educadas en los sesenta y setenta en colegios de monjas: despendoladas…y todo por prohibirnos tanto.descarga (24)

Puede que alguien me responda que la mutilación genital, o el trato que se da a viudas o repudiadas en algunos países, es también forma cultural y debemos respetarlo, siguiendo el hilo de mi teoría. Ante ello, le respondo, que jamás es equiparable una agresión a una vestimenta.

Las mujeres musulmanas, es posible, que cambien de opinión y dejen el bañador integral en casa, si comprueban que el aire es agradable, que el sol da placer en la piel. Es posible, como digo, que si las dejamos en paz, ellas solas evolucionen, como hemos hecho tantas.  

Debemos diferenciar lo que es una aberración y debe erradicarse con leyes,  y lo que puede adolecer de un tufillo islamófobico evidente.  Soy consciente de que ahí surge la polémica, ¿qué es lo que consideramos aberración o meras formas culturales?   Puede que sea polémica la disyuntiva, pero imponer una vestimenta, me parece, además de inútil una invasión a su libertad, esa que decimos defender.

Acerca de Maria

Escritora María Toca: 1ºPremio Ateneo de Onda Novela, 2016: Son Celosos los Dioses 2ºPremio de Relato Ateneo de Fraga: El Paseador, 2014 Finalista Premio Internacional de Relato Hemingway, 2013 Finalista de varios premios más de relato. Poeta Articulista/Coordinadora/ Fundadora de LA PAJARERA MAGAZINE. Obra publicada: Novela: El Viaje a los Cien Universos Son Celosos los Dioses Relatos coral: Vidas que Cuentan Desmemoriados. Poesía: Contingencias
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