Allí, donde las tardes se difumina con la noche
donde se juntan, se amalgaman los soles
con las mil lunas precisas que brotan de las nubes:
Allí, se escurre la mirada
indagando el leve resquicio que muestra
una pequeña porción de tu alma ensimismada.
Cuando la tarde se queda solazada
y se pierden los ojos en penumbras
que luchan por mantener la luz de la fogata
de un día cualquiera, que se acaba;
allí, en ese rincón oscuro que me guarda,
te busco, te escucho,
sigo tu estela solapada.
Allí, donde se agrietan lentas las horas
y se mecen, tranquilos, los espantos,
justo a esa hora en que todo fenece,
te añoro y te rastreo entre las sombras
que pueblan los montes donde habitas.
Por eso, jamás cejo en buscarte
entre los humedales y las cumbres
que es donde se te esconde el alma
a mi mirada.
Santander-20-9-2016. 19,35