A veces se me rompe el cristal
que deja ver desplantes y grisuras
quedándose al aire las preguntas
cortadas por biseles y por dientes
que ese vidrio dejó como costuras.
Entonces, con el roto,
se me quiebran las viejas conjeturas
entretenidas, como están,
en contemplar el mar,
y como el tiempo barre las esquirlas
del vidrio y las convierte
en frío pedernal, que está pleno
de viejas seguridades,
de temblores ancianos
y de todas las cosas que recogieron,
con premura, mis manos.
Y, sin bozal ni freno
se me escapan los versos
convertidos en brasas
que incineran al viento…
para luego, esquivos,
escaparse corriendo,
dejando tras de si
caireles sin sonido
que rompen, en la huida,
las cadenas del miedo.
María Toca
Santander- 07-05-2018. 16,48