Ya no hacen falta tanques
ni milicos rebeldes
ni bayonetas fuertes,
ni tiros, ni ballestas.
No hacen falta banderas
ni fusiles, ni vainas.
Ya no hace falta socavar
la vivencia, dejar fuera la luz,
poner duras cadenas,
segar la libertad.
Ya no hace falta nada.
Una sutil llamada, un consumo,
una voz dulce, aguadañada,
una tibia señal
y todos, como uno solo,
entramos al redil
bien conformados, seguros,
como ovejas, calmados.
Engarzamos los goznes
de la cadena hiriente
que apresa nuestro cuello
y nos hace felices.
Ya no hacen falta voces
ni tumultos o gritos,
que solos caminamos
siguiendo el destino
marcado por los amos.
Entregamos las llaves
nos cerramos la puerta
y luego dormitamos
creyendo, en el silencio,
que podemos salir cuando queramos.
Santander-21-9-2015. 14,02