La soledad a veces se enseñorea en el alma
se anuda, se entretiene
y se queda callada.
Entonces, nada duele
apenas se estremecen recuerdos
y las fallas del tiempo
se entremezclan con las alas quebradas
de tiempos donde las risas
restañaban palabras
y donde las miradas
llevaban chispas de agua.
Las noches eran luces quebradas
que estremecían un alma atormentada.
La soledad se vuelve
agua fría, estancada,
en un charco de vida
donde no hay alegrías
solo paz solapada.
La noche me sorprende
atada a los recuerdos
que mecen y se callan
los tiempos de acampada
donde mi alma sentía
con la tuya, callada,
lejana, acidulada,
como campo en espera
de sembrado tardío.
Entonces se me antoja
que todo queda oculto,
callado, atrapado en la altura
de una sima hoyada
por la mano de cien hembras templadas.
Santander 24-3-14, 21,22. 61 días sin ti
gracias, no sé si es bonito, sentido, vivido y sufrido, sí, te lo aseguro
No queda otra Amparo Lopez Gila